Bases teóricas y científicas del apendizaje dialógico

 

  • Habermas.- Con todos los matices que se quieran hacer a la propuesta de ética dialógica desarrollada por K. O. Apel y J. Habermas, lo que no cabe la menor duda, tanto para el pensamiento científico como para el filosófico de hoy, es que sólo en la intersubjetividad podemos encontrar el camino que nos aproximeel bien. Y si la intersubjetividad es compartir subjetividades, sólo mediante el lenguaje, mediante el diálogo, es posible comenzar a ponernos en comunicación. Para la filosofía de la ciencia, queda claro que el mundo nos bombardea continuamente con todo tipo de sensaciones. Nuestro aparato sensorial selecciona y procesa esa información bruta que nos llega del mundo. Si tuviéramos otro aparato sensorial percibiríamos el mundo de distinto modo. Esto no significa que nuestros sentidos inventen el mundo, pero nuestro aparato sensorial condiciona nuestra percepción del mundo. El mundo percibido es la resultante de dos factores: nuestro aparato sensorial y el mundo exterior. De igual modo lo que digamos o pensemos del mundo no sólo depende de él, sino también de nuestro sistema conceptual que selecciona, condiciona y determina los aspectos del mundo que tenemos en cuenta, en los que pensamos y de los que hablamos. El mundo pensado es también resultante de dos factores: nuestro sistema conceptual y el mundo real. Nuestro sistema conceptual queda recogido en el lenguaje ordinario. Un lenguaje depurado, refinado, dilucidado, construido artificialmente para dar cabida a mejores y más comprensivas explicaciones del mundo. La carga teórica del lenguaje científico utilizado condiciona la recogida de datos. No hay, pues, datos objetivos, independientes de los sistemas conceptuales utilizados. Por todo ello el mundo no está estructurado de por sí de un modo unívoco. Somos nosotros los que lo estructuramos al proyectar sobre él, nuestros conceptos, sedimentados estos, en un lenguaje. Para el último Habermas queda claro que la referencia a objetos nos confronta con el mundo, mientras que la pretensión de verdad que sostenemos para los enunciados sobre los objetos nos confronta con la réplica de los otros. La objetividad de mundo se entrecruza con la intersubjetividad del entendimiento, con la acción comunicativa, proyectada siempre en un lenguaje sobre el trasfondo de una forma de vida. La pragmática lingüística condiciona el conocimiento científico que no sólo debe atender a sus limitaciones sino que además debe ajustarse a los requerimientos prácticos (de honestidad intelectual, y por lo tanto moral) de un acuerdo comunicativo resultado de una situación ideal de habla. ¿Y en qué puede consistir esa comunidad ideal de habla? Pues evidentemente en un diálogo donde todos los participantes tienen que tener la misma oportunidad de hacer actos de habla, de forma que en cada momento puedan abrir discursos y perpetuarlos con todo tipo de intervenciones y réplicas. En el diálogo no se ejercerá coacción alguna, como no sea la del mejor argumento, quedando excluido cualquier otro motivo que nos sea la búsqueda cooperativa de la verdad. Cuando en esas condiciones se alcance un acuerdo, entonces ese consenso expresa una volunta racional, un interés común. La situación ideal de habla se configura como una idea reguladora en el sentido de Kant. No es una realidad empírica, ni existente, ni construible históricamente, sino que es una aspiración, una anticipación, un anhelo de lo que siempre debiera operar en la discusión ética y política. El acuerdo racional se convierte en el único camino posible para determinar las normas morales justificables, no sólo útiles para la vida social sino también para las aspiraciones a descubrir la verdad propia de las ciencias. La escuela debe incorporar las nuevas “creencias” intelectuales y morales de nuestro mundo científico y filosófico, legitimadas hoy como la apuesta más firme y sólida de rigor científico y convivencia democrática. Debemos ensayar, “dialogar”, desarrollar una pedagogía dialógica que sirva para enfrentarse a los retos de cualquier sistema educativo: calidad de la enseñanza, disminución del fracaso escolar, iniciación a la ciencia y el arte, atención a la diversidad, convivencia democrática...

 

  • Freire.- Ya desde el punto de vista Pedagógico, Freire propone una perspectiva dialógica ya en los años sesenta. Muchas veces se ha entendido dicho diálogo como exclusivo del profesorado y alumnado dentro de la clase, pero el diálogo que nos propone Freire incluye a toda la comunidad (familia, alumnado, voluntariado…) porque se considera que todas las personas del entorno del alumnado influyen en el aprendizaje y, por tanto, deben planificarlo conjuntamente. En este caso la perspectiva dialógica es tanto un concepto teórico como una posición metodológica. Cuando a través del diálogo dudamos de cuestiones que hasta ese momento considerábamos válidas, utilizamos procesos dialógicos para comprender las interpretaciones de otros y buscar argumentos para refutar, afirmar o replantear la situación. Se entiende aquí que las actuaciones contextualizadas de los distintos actores sociales y las interacciones que se producen son generadoras de conocimiento: la voz de quienes tradicionalmente no están en los estudios científicos de las diferentes disciplinas. O en palabras del propio Freire (1997:126): “La relación dialógica [...] es indispensable al conocimiento. La naturaleza social de este proceso hace de la dialogicidad una relación natural con él. En este sentido, el antidiálogo autoritario ofende a la naturaleza del ser humano, su proceso de conocer y contradice la democracia”.

 

  • Schütz.- Para este autor, el sentido subjetivo depende de la experiencia de la vida y de la conciencia de las personas, es decir, ante una acción concreta se pueden hacer múltiples interpretaciones, así que sólo se puede interpretar la realidad preguntando a los sujetos cuáles son sus propias interpretaciones.

 

  • Berger y Luckmann.- Estos dos autores consideran que el sentido común de la vida cotidiana es un conocimiento muy importante, muy a tener en cuenta. Las propias personas han de ser capaces de utilizar dicho conocimiento en los contextos de sus vidas cotidianas.

 

  • Mead.- Para Mead, las personas elaboran sus propios significados y la definición de las situaciones a partir de la interacción con las otras personas.

 

  • Goffman.- Directamente relacionado con el concepto de “escuela inclusiva” y “altas expectativas” comentada en el apartado anterior, Goffman defiende que las personas actúan y construyen la realidad en función de las reglas del contexto y de las expectativas de los demás.

 

  • Searle.- Según este autor, el lenguaje es el que forma la realidad institucionalizada, es decir, las palabras son mucho más que su significado, actuando directamente sobre los códigos sociales. No existe una única explicación de la realidad, y nada escapa del mundo simbólico de la cultura.

 

  • Garfinkel.- El análisis de la conversación es considerado por Garfinkel como una metodología que nos permite descubrir cuáles son las expectativas escondidas, los conocimientos implícitos, las reglas establecidas desde el sentido común (y por tanto, convenciones sociales)… Este análisis incluye la propia interpretación de los protagonistas.

© 2014 Todos los derechos reservados.

Haz tu página web gratisWebnode